El Camino de la entrega - Juanma Navarro Martín

Toda voluntad humana es alcanzar la felicidad, y todo tiende a ello. Desde el sendero árido del ego, y el amor especial, hasta el último de los ateos, los cuales nos vemos impulsados desde nuestra no-creencia hacia lo sublime de nuestra mente interior, y en la cual nos maravillamos en su éter incorpóreo.

Así como todos los caminos llevan a Roma, todos los senderos llegan al Amor. En ese periplo sin distancia, cada cual escoge su brújula y el color de sus zapatos, incluso el paso firme, o la imprecisa ambigüedad de su andar, pero al final todos des-andamos lo errado por nuestra mente afligida en su sueño de culpas.

Unos ya digo, dan más rodeos y pasan por más derroteros llenos de derrotas, y de otros con más inclinación se integran hacia el cielo de sus mentes abstractas, para sólo oírlas hablar. Cuando seguimos al ego en su búsqueda, seguimos creyendo que en el mundo habrá un lugar donde descansar del arduo ardor de una sed siempre insatisfecha. Por el contrario si elegimos el camino de la entrega, del humor y la aceptación, el raíl por donde caminamos se hace más llevadero y amplio, pues la vía de la confianza se hace luz desde la Luz que a todos nos ampara. Ver a tú prójimo como un igual, sin tener en cuenta sus cargas y datos hace que el transitar sea más liviano para ambos; puesto que reconoces en ella o en él la misma certeza esencial que hay toda criatura viviente.